LO FABRICABA LA DESAPARECIDA SEVEL Y AHORA NADIE SE HACE CARGO
Controversia por fallas que la Justicia detectó en un auto
La Cámara Comercial descubrió que los Fiat Duna tienen un desperfecto que puede provocar vuelcos imprevistos. En un fallo inédito, mandaron a Sevel a que revise todos los autos fabricados en 1994.
El caso se abrió con la tragedia de una familia: un Fiat Duna modelo 94 volcó sin motivo aparente y en el accidente murió un nene de 4 años. En un expediente que se abrió a continuación, la Justicia logró precisar que el vuelco se produjo exclusivamente por un desperfecto de fábrica que el auto tenía en su caja de dirección. Y más todavía: se descubrió que los 42 mil Duna vendidos en el país en 1994 tienen la misma falla, que podría provocar ?o haber provocado ya? accidentes idénticos a otros automovilistas.
El vuelco de este coche ?patente C 1.784.403? se produjo el 6 de octubre de 1994, cuando una mujer llevaba por la ruta nacional 2 a sus dos hijos, a su suegra y a un tío de los nenes. Cerca de la ciudad de Maipú, el coche pegó un salto imprevisto, rodó y quedó dado vuelta en la banquina. Siete años después se supo la razón: el auto se quedó súbitamente sin dirección porque la cremallera que los Duna tienen la caja correspondiente viene deformada de fábrica.
Confirmado esto, el tribunal que se ocupó del tema ?la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Capital Federal? resolvió dos cosas. Por un lado, le dio por ganado el juicio de daños y perjuicios a la familia, condenando a Sevel Argentina a pagarles un resarcimiento de más de 800 mil pesos (ver Indemnizaciones por…). Y por otro, ordenó una medida inédita en la jurisprudencia argentina: mandó a la empresa a que arregle todos los Duna que pudieran haberse fabricado con el mismo desperfecto mecánico.
La Sala C de la Cámara basó esta postura, sobre todo, en los derechos del consumidor consagrados en la Constitución Nacional. Los camaristas destacaron que, como las piezas de los autos se realizan de manera seriada, unas iguales a las otras, la falla que se detectó «afectará inevitablemente toda la serie». El fallo ?al que accedió Clarín? fue dictado el año pasado, aunque se conoce recién ahora.
En 1994, cuando se fabricó el coche que volcó con el nene a bordo, el Fiat Duna batió su récord de ventas. En esa época lo realizaba Sevel, la firma que pertenecía a la familia Macri y hoy no existe más. La sentencia de Cámara no aclara expresamente si la sospecha de que los autos fueron mal fabricados se extiende a los años siguientes o se limita a los 42 mil de 1994.
El tribunal ?integrado por los jueces José Luis Monti, Bindo Caviglione Fraga y Héctor Di Tella? sí le exigió a Sevel que revise todos los Duna que estén en la calle o en concesionarias, una cantidad de coches imposible de precisar. Sin embargo, la medida nunca llegó a implementarse: Sevel dejó de funcionar y la Secretaría de Industria, a la que la Justicia le encargó la supervisión de estos controles, se desligó del asunto. Nadie se hizo cargo, entonces, de la recomendación de la Justicia.
Esto significa que hoy hay en la calle, como mínimo, al menos 42 mil autos potencialmente peligrosos, tal vez sin que sus dueños lo sepan. En una de las empresas que sucedió a Sevel, PSA Peugeot-Citroen, el gerente de Relaciones Externas, Carlos González Fernández, informó que allí sí se le pagó la indemnización correspondiente a la familia damnificada, pero que el chequeo ordenada por la Cámara no les corresponde efectuarlo a ellos.
En Fiat Argentina respondieron a Clarín a través de su vocero, Javier Vernengo: «Sevel fue licenciataria de Fiat, de modo que la producción de los autos estaba a cargo de Sevel. A Fiat nunca le notificaron nada por este juicio, ni recibimos ningún reclamo por los Duna». Es decir que, con la desactivación de Sevel Argentina, nadie ?ni las empresas privadas ni el Estado? se va a hacer responsable de los posibles desperfectos en estos autos.
«El fallo no tiene precedentes en la Argentina», confirmó Carlos Ghersi, profesor de Derecho Civil y Derechos del Consumidor de la Universidad de Buenos Aires. Su colega Abel Fleitas Ortiz de Rosas, docente titular de la misma materia, agregó: «tradicionalmente, el comprador quedaba vinculado sólo al vendedor, como podría ser una concesionaria. Esta sentencia demuestra que se puede ir más allá».
Cuando la familia que sufrió el accidente presentó la demanda, en una causa que llevó el número 82.003/94, Sevel respondió que el Fiat Duna había volcado porque la mujer que manejaba había mordido la banquina, según se lee en el expediente judicial. Si el nene murió ?argumentó la empresa en el proceso? fue porque no llevaba su cinturón de seguridad puesto.
Sin embargo, la jueza de primera instancia Matilde Ballerini descalificó esos planteos. Admitió que el chico no llevaba el cinturón, pero explicó que los autos como el Duna, aunque están preparados para transportar cinco personas, a lo sumo tienen cuatro cinturones, no más.
Condenada, Sevel apeló. Y por segunda vez la Justicia le dio razón a la familia. En esa segunda instancia, además de ordenar la revisión de la pieza en cuestión, la Cámara hizo otro agregado: obligó a la compañía automotriz a que le devolviera a la familia el precio del Duna. Esto llevó el monto total del resarcimiento a los 841.450 pesos, una cifra alta entre los importes que suelen concederse en el país.
Clarín trató de conversar con la familia de la víctima, pero por medio de sus abogados ?Jorge Yavich y Alfredo Macera? dijeron que preferían no hacerlo. Son de clase media y viven en la Capital Federal.
La indemnización que les dieron incluyó al padre del nene, que ese día no estaba en el auto; se comprobó que la muerte de su hijo le provocó depresión, insomnio y adicciones al tabaco y al alcohol. A su esposa, a la abuela del chico y a la otra hija, también las compensaron por el daño moral, físico y psíquico que padecieron.
Fueron ellos mismos quienes hicieron el pedido de que Sevel Argentina reviera la cremallera de la dirección de todos los Fiat Duna. En su fallo, la Cámara Comercial estuvo de acuerdo con esa iniciativa y resaltó de manera expresa «el peligro que representa la utilización de rodados como el involucrado en el accidente». Un peligro que muchos automovilistas pueden sufrir ?o haber sufrido ya? sin saberlo.
Autor: ANTIQUARIUM2
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