La definición de Esmalte: Pasta vítrea que se funde por la acción del calor para recubrir objetos como joyas, pequeñas cajas, cerámica o vidrio. Químicamente idéntico al vidrio, consiste en una mezcla de sílice (de cuarzo o arena), sosa o potasio y plomo. Para que estos elementos sean opacos se les suelen añadir otros óxidos metálicos. Este artículo trata del esmalte sobre metal como una forma de arte.
LA HISTORIA DEL ESMALTE
El empleo de esmalte en cerámica, ladrillos, vidrio y metal dio comienzo en la antigüedad y ha continuado hasta el presente. Las técnicas básicas de esmaltado sobre metal aparecieron en el siglo XVI. Con posterioridad estas técnicas han sufrido modificaciones, sin embargo, no ha aparecido ninguna nueva.
EL PERIODO ANTIGUO Y BIZANTINO
En el antiguo Egipto y Mesopotamia se utilizó el esmalte cloisonné con vidrio tallado para decorar joyas como sustituto de gemas. Los primeros objetos esmaltados, que datan aproximadamente del siglo XIII a.C., son piezas de cloisonné azules y verdes de la cultura micénica, de Creta y de la península griega. Después, los persas, griegos y romanos realizaron algunos trabajos con esmalte alveolado y champlevé sobre joyas. Estas técnicas eran también conocidas por los pueblos nómadas de las estepas asiáticas, quienes con toda posibilidad las transmitieron a los celtas y a otros europeos. El esmalte celta era con toda probabilidad de color rojo y se aplicaba con la técnica del champlevé a vasijas de bronce y joyas.
El esmalte cloisonné alcanzó su máximo desarrollo durante el Imperio bizantino. Existía ya durante el reinado de Justiniano I en el siglo VI, sin embargo, pocos ejemplos sobrevivieron a la iconoclasia del siglo VIII, cuando se destruyeron muchas obras de arte. La mayor parte de las piezas que aún hoy día existen datan de la edad de oro del arte bizantino de los siglos X y XI. Se aplicaron esmaltes de colores a objetos religiosos tales como cubiertas de libros, relicarios, báculos, cálices y crucifijos. La base solía ser de oro con figuras simples de colores en un estilo hierático y sobrio. Entre los magníficos ejemplos se encuentra la Pala d’Oro, retablo de la catedral de San Marcos de Venecia, cuyo fondo de oro está cuajado de pedrería y placas esmaltadas en oro y plata.
EN OCCIDENTE
Durante la edad media la tradición celta del esmalte champlevé fue continuada por los irlandeses, que forjaron bellos y estilizados objetos para las iglesias. En el continente, durante el periodo carolingio, se fabricaron algunos pequeños objetos de oro decorados con esmalte cloisonné.
En el siglo XII, durante el periodo románico, florecieron importantes escuelas de esmaltado champlevé en Colonia y otras ciudades germanas del río Rin y en la localidad de Lieja en el río Mosa. Los artistas que trabajaron el cobre dorado produjeron cubiertas de libros, relicarios, crucifijos y otros objetos religiosos y seglares. Los motivos eran por lo general religiosos, de estilo monumental, y los colores solían ser verdes, azules y blancos sobre bases de oro. Ejemplos notables son el frontal del púlpito de Klosterneuburg (1181) y el relicario de Santa María (1205), en la catedral de Tournai, ambos del esmaltista y orfebre flamenco Nicolás de Verdún.
A finales del siglo XII, Limoges, en Francia, reemplazó a las zonas del Rin y del Mosa como centro del arte del esmaltado, y continuó siendo el núcleo principal durante los periodos gótico y renacentista hasta el siglo XVII. Los primeros esmaltes de Limoges eran de tipo campeado con influencia de los estilos del Rin y del Mosa. En el siglo XV, los artistas de Limoges pintaron retratos y escenas sobre esmalte con un estilo naturalista. En España, donde tuvieron un gran éxito estas piezas, se conservan tres magníficos retablos de orfebrería limosina: el de San Miguel in Excelsis (Navarra), el del Museo Arqueológico Provincial de Burgos y el de la catedral de Orense. Otras obras importantes que se conservan son la estatua yacente del obispo Mauricio (en la catedral de Burgos) y la Virgen de la Vega (en la catedral de Salamanca).
Otros centros de este arte durante el periodo gótico fueron varias ciudades italianas y París. En ellas, los artistas del esmalte desarrollaron la técnica del basse taille, que se aprecia, por ejemplo, en la pieza más antigua que se conserva realizada con este procedimiento, un cáliz firmado por Guccio di Mannaia entre 1288 y 1292 (Asís, Italia). También descubrieron la técnica del esmalte limón, representada en una copa de plata esmaltada. En el siglo XVIII el esmaltado se redujo a un arte decorativo de poca importancia. Se hicieron sobre todo populares las escenas pintadas o impresas con motivos florales sobre cajas de cobre esmaltadas en blanco y frascos de perfume realizados en Batter-Sea y Bilston, Inglaterra.
El esmaltado resurgió en el siglo XX, en parte debido a la mejor calidad de los colores, el uso de metales más puros y hornos más eficientes. El esmalte escandinavo adoptó el sistema monocromo brillante aplicado a la joyería de plata o a los objetos artesanales de acero inoxidable. Los artistas profesionales y aficionados de muchos países fabricaron objetos de esmalte pintados que iban desde joyas de cobre a pequeña escala hasta planchas de acero para murales de gran tamaño.
EN ORIENTE
Las técnicas de esmalte fueron llevadas a la India, probablemente desde Europa, a través de Persia (hoy Irán). El esmalte campeado llegó a la India en siglo XVI y el pintado en el XIX. El de cloisonné se llevó a la China desde Constantinopla durante el XIII por los mongoles y los árabes, cuando China estaba bajo el dominio mongol. Presentaba una extraordinaria calidad durante las dinastías Ming y las primeras Qing (siglos XIV-XVIII). Se utilizó en vasijas de bronce, recipientes, candelabros y otros objetos, religiosos o no. Los esmaltes pintados, introducidos por los europeos en el siglo XVII, se utilizaron sobre todo para decorar artículos para la exportación. Los artistas japoneses trabajaron el cloisonné en el periodo Asuka (siglos VI-VIII). Durante los siglos XIX y XX emplearon el cloisonné y otras técnicas en artículos destinados a la exportación.
TÉCNICA
En el proceso de fabricación de esmalte, los ingredientes tienen al principio la forma de terrones o pastillas que más tarde se reducen a un polvo fino. Éste, seco o mezclado con agua o aceite, se aplica a mano sobre la superficie a recubrir. El objeto esmaltado se cuece entonces en un horno hasta que el esmalte se funde sobre la superficie. Para asegurarse la uniformidad del esmalte es necesaria una temperatura constante, por lo general de 1.000 ºC. Los procedimientos para esmaltar son cinco: el campeado (champlevé), el alveolado (cloisonné), el esmalte sobre relieve o translúcido (basse taille), el esmalte limón y el esmalte pintado.
1. ESMALTE CAMPEADO, EXCAVADO, VACIADO O CHAMPLEVÉ
Para realizar este procedimiento se trazan sobre la superficie del metal, casi siempre cobre, una serie de surcos que, a continuación, se rellenan con esmalte pulverizado. Después de cocer la pieza se rebaja el esmalte hasta igualarlo con el metal y, por último, se pule el conjunto con polvos de azafrán y pintura de joyero.
2. ESMALTE ALVEOLADO, TABICADO O CLOISONNÉ
En el proceso del cloisonné se montan sobre la superficie de metal unas diminutas divisiones o cloisons, que consisten en delgadas tiras metálicas. Pueden formar un dibujo y se fijan a la pieza por soldadura o por el mismo esmalte. Las divisiones o huecos se rellenan con esmalte pulverizado y el proceso siguiente es idéntico al empleado para el campeado. La técnica del cloisonné se suele aplicar a la plata, aunque también se utilizan como bases el oro y el cobre.
3.ESMALTE SOBRE RELIEVE, TRANSLÚCIDO O BASSE TAILLE
El proceso del basse taille es un tipo de campeado pero aplicado a la plata o al oro. El metal se graba o martillea a diferente profundidad según el diseño que se quiere conseguir. Los surcos se rellenan de esmalte translúcido, a través del cual se puede ver el diseño.
4.EL ESMALTE LIMÓN
El esmalte limón se asemeja al alveolado y se diferencia de él en que las divisiones se sueldan entre sí en lugar de hacerlo a la base metálica, la cual se retira después de la cocción. La capa de esmalte translúcido que queda produce un efecto como de vidriera. El esmalte fenestrado es especialmente frágil debido a que carece de base metálica. Sólo unos pocos ejemplos de los esmaltes de este tipo se conservan hoy día.
5. ESMALTE PINTADO
Los esmaltes pintados, parecidos a pequeños óleos, consisten tradicionalmente en una placa metálica que se recubre con una capa de esmalte blanco, que más tarde se cuece. El dibujo, realizado con esmaltes de colores, se aplica sobre la base blanca. Se requiere una cocción separada para cada pigmento, ya que cada uno funde a una temperatura diferente. En un principio, los colores se aplicaban pintándolos, pero hoy día se pulverizan, rocían o tamizan. El esmalte en polvo mezclado con aceite se utiliza para pintar retratos en miniatura, decorar esferas de relojes o para pequeños objetos, tales como tabaqueras que han sido ya recubiertas con esmalte blanco.
Autor: CANE2