La madre ha de cuidar especialmente su alimentación durante la lactancia, no tanto por el bebé como por ella misma, pues en contra de lo que a veces se cree, sólo en casos muy extremos (desnutrición, dietas zen o vegetarianas estrictas) su leche puede carecer de alguna vitamina o ácido graso esencial. Por el bebé, es más importante preocuparse de lo que hay que evitar: cafeína, tabaco, alcohol y medicamentos.
ALIMENTACIÓN
-Si la alimentación de la madre apenas influye en la calidad de la leche, desde luego no es verdad que para producir leche sea preciso tomar leche. Una dieta sana, a base de verduras, frutas, cereales y proteínas, es todo lo que necesita para nutrirse adecuadamente y producir la leche que su hijo necesita. Si además toma leche o derivados, se asegurará una buena provisión de calcio, que le conviene, pero que también puede obtener, en menor cantidad, de vegetales de color verde, frutos secos, sardinas y pescaditos que se puedan comer con espinas.
– Las necesidades calóricas que requiere una madre que da el pecho son inferiores a lo que se calcula teóricamente, probablemente porque las maneja de forma más eficiente. Vigilando la calidad y el equilibrio, la mejor guía respecto a la cantidad es el apetito. Por eso, respecto a una dieta normal ya equilibrada que incluya diariamente alimentos de los grupos básicos, la madre no tendrá que hacer más variación que aumentar las raciones de acuerdo con su apetito y comer de todo sin abusar de nada.
– Tampoco es preciso que la madre se esfuerce bebiendo más agua de lo que la propia sed le indica; aunque es cierto que algunas personas parecen olvidar esa necesidad, por lo que, lactando o no, si se observa que la orina se hace más fuerte y escasa, conviene tomar más líquidos. Pero en realidad, se ha demostrado que ni el aumento ni la disminución en la toma de líquidos repercute en la cantidad de leche que se produce.
– La verdura, la fruta (sobre todo su piel) y los cereales integrales son ricos en fibra, que previene el estreñimiento.
– Teniendo en cuenta que el tipo de grasas que se consume es una de las pocas cosas que se traslada casi directamente a la leche materna, parece recomendable procurar consumir menos grasas de carnes y más vegetales y de pescado.
– La grasa que se acumula en las caderas y los muslos durante el embarazo es una reserva destinada a suministrar energía para la lactancia y, lógicamente, se funde más pronto en las madres que dan de mamar. Por lo demás, la salud se resentirá si intenta perder peso mientras está criando al pecho, particularmente durante los primeros meses.
PRECAUCIONES
A) Alimentos
– Ningún alimento flatulento, como las alubias o los garbanzos (ni tampoco las burbujas de las bebidas) pueden causar la menor molestia al bebé, pues los gases se producen exclusivamente con la digestión de esos alimentos en el intestino materno y, desde luego, en ningún caso alcanzan su leche.
– Los espárragos, el apio, las alcachofas, las coles, las cebollas, los ajos y muchas especias sólo dan su sabor a la leche de forma apreciable si se abusa de ellos. Pueden consumirse con moderación.
– Es posible que un bebé resulte alérgico a algún alimento que consume la madre, especialmente la leche de vaca, y si parece existir alguna relación entre la ingesta materna de un determinado alimento y cualquier síntoma del bebé, como vómitos o malestar, el pediatra puede recomendar eliminarlo temporalmente de la dieta; pero no deben hacerse pruebas indiscriminadas y sin control.
– Es probable que el tocólogo recomiende algún preparado de vitaminas y especialmente hierro, que, por descontado, no afectarán al bebé.
B) Tabaco
La nicotina pasa a la leche materna y disminuye su producción, por lo que es recomendable no fumar durante el periodo de lactancia.
– La nicotina que pueda llegarle con la leche no es lo que más perjudica al bebé, sino el humo que le hagan respirar y lo que su madre haya fumado durante el embarazo. Dado que fumar perjudica la salud de la madre y también puede dañar la del hijo, conviene dejar este vicio cuanto antes, preferentemente antes del embarazo.
– En caso de que la madre decida seguir fumando, esto no le impide dar de mamar, aunque conviene primar el bien del pequeño.
– En cualquier caso, si se ha de fumar algún cigarrillo, es preferible que sea después de las tomas.
C) Cafeína
– El abuso de café o de bebidas de cola con cafeína puede producir inquietud e insomnio en el bebé.
– No conviene tomar más de uno o dos cafés cortos o americanos al día.
– En cualquier caso, es mejor repartir, tomando dos cafés ligeros, que uno sólo muy fuerte.
E) Medicamentos
Hay unos pocos que están totalmente prohibidos; si su uso es imprescindible, hay que suspender la lactancia materna.
– La mayoría de los más habitualmente empleados se consideran seguros, porque no pasan a la leche o lo hacen en una cantidad tan pequeña que sus efectos indeseables son irrelevantes, o porque incluso se podrían administrar directamente al propio bebé.
– A esta última categoría pertenece el paracetamol, que es uno de los analgésicos de uso más corriente entre adultos y niños; es lo único que se precisa, además de tiempo, para pasar un resfriado o una gripe.
– También se permite el consumo esporádico de alguna aspirina, pero a dosis altas y mantenidas, podría causar problemas.
– La mayor parte de los antibióticos de uso frecuente también se consideran seguros.
– Con la excepción de las infusiones más clásicas, cualquier producto que no esté debidamente registrado, sea natural o no, o cuya composición sea desconocida, supone un peligro para el bebé.
– Salvo que en el prospecto se afirme explícitamente que puede utilizarse sin riesgo alguno para el bebé durante la lactancia, siempre se debe consultar con el pediatra antes de tomar un medicamento.
– Los efectos del té son algo menores, porque la teína se absorbe más despacio, pero por lo demás, sólo se distingue de la cafeína por el nombre.
D) Alcohol
– Es falso que la cerveza aumente la producción de leche; de hecho, aunque no es su principal inconveniente, el exceso de alcohol la disminuye.
– Cuando se toma alcohol en pequeñas cantidades, no llega a pasar a la leche materna; por eso, puede permitirse una cerveza o medio vaso de vino con la comida.
– A altas dosis, el alcohol puede intoxicar muy gravemente al bebé, por lo que durante la lactancia hay que evitar rigurosamente el consumo de bebidas de alta graduación alcohólica.
– El consumo de alcohol en la madre lactante puede llegar a afectar el desarrollo psicomotor del bebé y disminuye, además, su capacidad para cuidarle adecuadamente.
Autor: CHOCOLETTE