Consideraciones a la hora de elegir un vehículo, pros y contras de las opciones a tener en cuenta.
Optar por el auto que nos va a acompañar por unos cuantos años es una decisión complicada. Para muchos es más difícil que elegir a la mujer con quien casarse, y esto no es un chiste. Cuanto más sabe uno sobre el tema, y más conoce de las marcas, la cosa se complica en aumento. Vamos a partir de una premisa, que no es otra cosa que una buena noticia: con los cambios tecnológicos de hoy en día todos los autos son buenos. En mayor o menor medida los coches actuales no se rompen y tienen un avance tecnológico importante, aún en los segmentos más bajos.
Antes de empezar a teorizar sobre el tema tenemos que analizar qué buscan los argentinos a la hora de comprar un auto. En los segmentos más chicos el precio pesa mucho, así como el costo de repuestos y patente. Dentro de esa limitación, suele elegirse el que más agrada visualmente al comprador. Pero a medida que se crece de segmento está demostrado que el cliente exige mucho más, poniendo el énfasis en el equipamiento, la imagen de la marca y hasta con qué vehículo uno se puede «agrandar» delante de sus amigos. Ahora bien, esto es lo que habitualmente se hace. Sin ponerme en el rol de «maestro ciruela», me gustaría dar algunos datos que generalmente no se ponen en la balanza y que no dejan de ser sustanciales.
La importancia de la marca
Más allá de que todos los autos son buenos, tienen genes de marca irrepetibles. Como en los viejos tiempos, cuando estaba de moda la alcurnia de los apellidos, es importante tener en cuenta lo mismo en un coche.
Yo no les voy a decir qué marca es mejor que otra, porque no corresponde y porque es algo subjetivo. Pero usted debe tener en cuenta cuáles son las acciones que ésta realiza, cómo trata al cliente, cuántos concesionarios tiene y hasta su situación a nivel mundial. Las empresas que trabajan con nichos de mercado suelen tratar mejor a sus usuarios, tanto de 0 Km. como de usados. Primeramente porque les es más fácil hacerlo, porque su cartera es más chica. Pero además, tienen más incorporado el concepto de «cuidar al cliente». Dentro de las marcas masivas, hay una mayor conciencia de este aspecto en los segmentos superiores, donde las ventas son menores, en volumen, pero mucho más rentables. Los autos exitosos en el mercado no lo son solamente por sus cualidades, sino por el sentido de «pertenencia a la marca» que sus directivos le inculcan al cliente. Una cosa a tener en cuenta también es la garantía de fábrica. Muchas veces no se toma en consideración, pero los costos de solucionar «pequeños problemas» que pueden tener estos autos es muy elevado. Tener cubiertos tres años, como ofrecen ya muchas empresas, es una tranquilidad para el bolsillo.
El valor de los repuestos
Un concepto muy enquistado en los compradores, y muy desactualizado en los tiempos que corren, es decir: «No me compro un auto ‘X’ porque viene importado y el costo de los repuestos es altísimo». Tengo muchas formas de refutar esa afirmación.
Como primera medida, si eso fuera cierto, seguramente también lo sería que esos autos, cuyos
Repuestos son más caros, son tecnológicamente mejores y se rompen menos. Sí a su vehículo no le pasa nada, con el tiempo compensará el mayor costo que le produzca hacerle un cambio de «filtros» de vez en cuando.
Otra cosa que debe considerarse es que, si bien un modelo «X» puede ser fabricado en el MERCOSUR, no necesariamente sus repuestos son más baratos.
Habitualmente un auto regional tiene entre un 60 y 80% de componentes «locales». Pero el 40 o 20% restante suele ser la electrónica que gobierna una gran parte de las funciones del auto, cuyo costo suele ser altísimo.
Sin ánimo de discriminar, es más probable que falle la electrónica en un auto brasileño que en uno japonés, alemán o norteamericano. Y cuando hablo de este tema me refiero a partes tan simples como hasta la llave de contacto con cierre centralizado, que muchas veces viene de afuera. Los motores diesel que se comercializan
En modelos en nuestro mercado vienen en gran parte desde Europa, simplemente porque Brasil, nuestro gran proveedor de autos, no fabrica estos impulsores.
Todo auto que se compra, en algún momento se vende, y el dueño aspira a hacer valer en ese instante cada peso que puso cuando lo sacó del concesionario.
Entonces hay que afilar el ojo para ver determinados detalles. Si un modelo se estuviera por discontinuar, digamos en uno o dos años, va a ser muy difícil de revender a buen precio. Nadie querrá comprar un auto que ya no existe más, porque puede pensar, con todo derecho, que en el futuro no habrá más repuestos o que no se lo atenderán en un concesionario oficial, si bien en definitiva ninguna de estas cosas es realmente así. Los autos diesel suelen ser más fáciles de revender que los nafteros. Por la propia tecnología de los motores, los primeros suelen tener mayor vida útil que los últimos. Un impulsor diesel con 150 mil kilómetros tiene mucho por dar. Un naftero, con igual cantidad, ya entró en la «zona de los problemas probables». Esto tiene una explicación mecánica simple, que es que los gasolenos suelen funcionar en un rango de entre tres mil y cuatro mil vueltas, mientras que los otros llegan hasta las seis mil. En ese contexto, el desgaste de todas las partes es superior. Los modelos deportivos o series especiales cuestan también un poco más revenderlos. Es un tema muy personal y el usuario pagó mucha plata por un auto que le encanta «a él». Entonces para pasarlo de manos tiene que encontrar otro comprador como «él». Además, quien lo compra puede suponer: «Si este auto tiene 300 caballos de fuerza, el dueño lo debe haber castigado muchísimo, porque para eso lo compró». Ergo, es un coche cansado.
¿Nafta o diesel?
Los precios de ambas variedades de combustibles están completamente distorsionados, congelados por un lado y recargados de impuestos por el otro. Que a valores internacionales el litro de nafta cueste 65 centavos de dólar no existe en ninguna parte del planeta, y entonces los análisis cambian.
Generalmente un auto diesel vale unos cinco mil pesos más que un vehículo naftero. Si suponemos que un coche gasolero recorre, en promedio, 10 kilómetros con un litro de combustible, mientras que un naftero llega a valores que oscilan los 8 Km./l, y tenemos en cuenta que en el primer caso el valor del litro es de $ 1,50 y en el segundo es de 2 pesos, podemos hacer una cuenta simple. Se gastarían 5.000 litros de gas oil (7.500 pesos) o 6.250 litros de nafta (12.500 pesos) al llegar a los 50 mil kilómetros de uso. La diferencia serian esos $ 5.000 del precio. En un auto que anda en la ciudad, tal kilometraje podría demandar unos dos años y medio de uso, con lo que vemos que, en este contexto, no se justificaría comprar un vehículo diesel si se tiene pensado venderlo en poco tiempo. Si, en cambio, el coche viajara mucho durante el año, la cosa cambiaría. En ese caso también empezaría a pesar la autonomía, que es mucho mayor en los autos gasoleros (en este supuesto sería un 25% más de recorrido con cada tanque). Un punto que no podemos desconocer es que los nuevos motores diesel, con la tecnología common-rail, son demasiado avanzados para la calidad de nuestros combustibles.
Los problemas en inyectores pueden ocurrir y ése es un costo que hay que tener en cuenta.
¿Nuevo o usado?
Todo el mundo aspira a comprarse el 0 Km., pero no siempre es la opción más inteligente. El incremento de precios de los autos nuevos hace que haya algunas distorsiones respecto de los usados. Por ejemplo: si tomamos dos modelos de Volkswagen, por elegir una marca al azar, cuesta casi lo mismo un Gol cero kilómetro que un Bora de 2002 o un Passat de 1999. Comprar un usado no es fácil, pero las oportunidades aparecen a la vuelta de la esquina, y en ocasiones quizás lo mejor sea resignar años para obtener un espacio mayor. El costo de (seguro y patente puede ser similar, a pesar de Ia diferencia de tamaño de los autos, por la ventaja que dan los años. Y en algunos casos es menor probable que tenga inconvenientes un usado muy sofisticado que un cero kilómetro básico Son elecciones, y hay para todos los gustos.
De cualquier forma, creo que si vamos a pone todas estas cosas en consideración podemos:
Volvernos locos. La compra de un auto también es pasional y puede ser que nos inclinemos por el más lindo, sin pensar en aspectos como la reventa, que ocurrirá mucho tiempo después
Como la diversidad de gustos es tan grande, ha opciones para cada capricho. Así que, por suerte, para la pregunta «¿Qué auto me compro?
Hay siempre una respuesta.
Autor: ANTIQUARIUM2